miércoles, 16 de mayo de 2012

¿LIBERTAD O LIBERTINAJE?

Quizá nunca en la historia de nuestro mundo se ha hablado tanto de libertad como en nuestros días. Tal vez porque nunca hubo tan poca. No me estoy refiriendo a los regímenes totalitarios ni dictatoriales, ni siquiera a las oposiciones económicas. Aludo a la continua mordaza que todos los días nos meten los medios de comunicación en nuestros hogares... Y todavía se sigue pensando que somos plenamente libres en nuestras ideas.

El bombardeo de los mass-media y de las grandes fuerzas políticas nos van dando la sopa cotidiana de una ideología en la que el pensar por cuenta propia es el mejor tesoro que podemos poseer. No sabemos quién nos fabrica la papilla mental de la que vivimos, pero sabemos que la comemos.

Es inútil dar un grito ensordecedor reclamando ¡libertad!, las fuerzas externas a nuestra propia persona son un fardo oneroso –que si lo permitimos- nos impiden incluso pensar con libertad.

Hoy se habla de libertad y se seguirá hablando de libertad por todas partes, pero quizá no nos damos cuenta que esa "libertad" que poseemos -en mayor o menor medida-, nos la puede ir enturbiando nuestro mundo "color de rosa". 

Existe entre los hombres un buen número de los que acogen a la libertad "en casa" como un huésped más; pero hay un número aún mayor que no sólo la acogen en casa, sino que la usan de tal forma que incluso llegan a meterla en una bolsa de basura y depositarla fuera -para que la recoja el camión del ayuntamiento- si no se acopla a su persona, si no se identifica íntimamente con su . Es así como la libertad personal se convierte en no pocos casos en libertinaje.

Hay que llegar a comprender que la libertad es un elemento constitutivo de la acción específicamente humana, en virtud de la cual la voluntad no elige necesariamente una de las varias opciones que le ofrece el entendimiento, sino que elige cualquiera de ellas o simplemente ninguna. Es decir se es libre en la elección.

Es innegable que en nuestro mundo se busca la libertad, que se quiere ser libre en plenitud. Este anhelo de libertad que todos llevamos en nuestro ser puede perder la brújula e irse a la deriva cayendo en el libertinaje más horroroso.

Me remito a lo que se ve en la televisión. El derecho de libre expresión se ha convertido en un argumento para sacar en televisión todo tipo de basura, violencia, malos tratos, escenas que sólo los muy mayores pueden resistir.

Es tal el influjo de los medios de comunicación que no sólo nos hacen la papilla del libertinaje, sino que incluso nos la ponen en la boca, quedando para nosotros el "fatigoso" trabajo de tragarla inconscientemente.

Creo que a estas alturas de la vida no hace falta refrescar mucho los atropellos de los que "poseen su poder personal" y "son libres y dueños de sus actos". El delito de privar al prójimo de su libertad injustamente -se entere o no- es suficiente.

Han habido luchas por la libertad bien entendidas como la de Juana de Arco; pero ha habido otras muchas no justificadas y que ni siquiera vale la pena enunciar.

La libertad no consiste en una total autonomía, sino que desde sus orígenes está asociada a un orden legal, bien sea natural o positivo.

Pero el conformismo actual se ha vuelto la gran ley del mundo y son cada vez más los seres que abdican de su libertad de pensar a cambio de que les garanticen la libertad de pensar igual que los demás y así, según ellos, "no hacer el ridículo".

EDUCACIÓN SEXUAL O EDUCACIÓN EN EL AMOR





Explorando en Internet he descubierto que existen auténticos ‘tratados’ sobre el ‘lenguaje corporal’. Es lógico; tenemos un cuerpo y nos manifestamos a través de él. Es cierto que existen algunas diferencias culturales, pero en cualquier parte del mundo nos podemos hacer entender por gestos. Si voy a la India y alguien con las palmas de las manos unidas hace una leve inclinación con la cabeza, es posible que yo no sepa exactamente lo que quiere decirme, pero entenderé perfectamente que se trata de un gesto amistoso, de saludo o agradecimiento, y no me sentiré agredida por él.

El hombre es cuerpo y alma. Algunos, me dirán que no, que es cuerpo y espíritu. Otros, más pragmáticos aún, dirán que es cuerpo y mente. Estupendo. Ya nos hemos puesto de acuerdo en algo. Todos tenemos un cuerpo. Y éste nos marca en todo aquello que sentimos, hacemos o vivimos.

A veces se nos ha dicho que la gente muy espiritual reniega del cuerpo. Grave error. Si Dios hubiera querido hacernos sin cuerpo, nos hubiera creado como a espíritus puros, y no tendríamos necesidad de puertas para atravesar los muros; pero no, tenemos un cuerpo y bien sólido. Y nos manifestamos a través de él. Pensad por un momento en la cantidad de gestos de afecto o ternura que realizamos con nuestro cuerpo: nos abrazamos, besamos, tocamos, sonreímos, guiñamos un ojo…

Nuestro cuerpo es importante, y puesto que el ser humano es una unidad espiritual y corporal, nuestros sentimientos y afectos tienen un carácter que también abarca esas dos facetas: la del espíritu y la del cuerpo. Cuando tenemos hijos pequeños los educamos, en primer lugar, para el amor, para que entiendan que son amados y que ellos también pueden y deben amar. Cuando esa educación va más allá y es específica para el matrimonio, la cuestión se vuelve más interesante aún, ya que el amor entre personas de distinto sexo enfocado al matrimonio pone en juego el cuerpo, el instinto sexual y una serie de cuestiones que confieren al amor matrimonial unas características muy concretas.

¿Es necesario dar a los niños una educación sexual? Por supuesto. Sin embargo, es importante comprender que la educación sexual implica mucho más que proporcionar información sobre el sexo, explicar cómo vienen los niños al mundo, hablar de las enfermedades de transmisión sexual, montar un ‘taller de caricias’ o decirle a un adolescente: “¡usa preservativo!”.

Es preciso mostrar a los jóvenes que, ante todo, deben realizarse como personas. El amor matrimonial, que es un amor sexual, abarca el cuerpo, pero también comprende afectos profundamente espirituales y es, por ello, especialmente intenso. No puede quedar en un simple sentimiento, sino que debe ser también una virtud. Muchos niegan la posibilidad de que el amor matrimonial pueda ser educado, porque consideran que el amor es un sentimiento, un deseo de felicidad o placer, que no se puede controlar. Para estas personas, cuando el sentimiento desaparece o se atenúa, el amor se acaba y es necesario buscar nuevos afectos y nuevas sensaciones. Si lo pensamos bien, veremos que esta es una visión muy utilitarista de la persona.

Desgraciadamente, hoy por hoy, el cine y la televisión son los mayores ‘educadores sexuales de nuestros hijos’, que ven cómo en las películas y en las series ‘el amor’ o lo que pretende ser amor nace con la relación sexual. Rara vez se plantea lo contrario: la relación sexual como culminación en el matrimonio de un amor que ha ido madurando.

Nuestros hijos son contínuamente contaminados por las ideologías que pretenden educar la sexualidad enseñando lo que es la mecánica del sexo, y soslayando el hecho de que el amor sexual es un amor personal, que comprende instinto, emociones, sentimientos, pero también renuncias, compromiso, donación, entrega de uno mismo y aceptación del otro, al que convertiremos en el centro, en lo principal. Porque la educación sexual puede apoyarse en la fisiología, la biología o cualquier otra ciencia, pero es, fundamentalmente, una educación al amor.

La donación de sí mismo que realiza cada uno de los cónyuges en el matrimonio se caracteriza por ser incondicional (en la salud y en la enfermedad), exclusiva (de ahí la promesa de fidelidad),permanente (el matrimonio es indisoluble) y fecunda (en cuanto a que el matrimonio debe estar abierto a la vida). Nadie que piense en casarse ‘para toda la vida’ puede obviar los problemas que sin duda surgen debido a lo volubles que son nuestros sentimientos en determinados momentos de cansancio o tensión. Pero ahí precisamente es cuando resurge el verdadero amor, que no se siente vacío porque el sentimiento no acompaña, sino que se entrega con más ahínco a la otra persona sin buscar nuevas emociones en otro lado.

Decía Juan Pablo II, que la preparación para el matrimonio es, esencialmente, una cuestión de virtudes. No consiste sólo en repetir a los jóvenes que el matrimonio es indisoluble, o que la contracepción impone una visión utilitarista de la persona humana. Se trata también de enseñar a amar cuando el sentimiento es intenso o cuando no lo es, de mostrar que hay que dejar de lado todo egoísmo para que la donación sea total, de hablar de virtudes como la fidelidad y la entrega y, sobre todo, de confiar en la gracia, ya que no debemos olvidar que el matrimonio se funda sobre un sacramento.

BENEDICTO XVI EN MÉXICO

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En su primera visita apostólica a México, el Papa Benedicto XVI se sintió “feliz”. Así lo aseguraron sus más cercanos colaboradores que lo acompañaron en este viaje.
“No hay motivo para rendirse al despotismo del mal”, exhortó el Papa, manifestando también su preocupación por la situación del país mexicano, víctima de la violencia y el crimen y de otros problemas como el éxodo migratorio o la falta de libertad religiosa.
A continuación un resumen de la visita a México y enlace a sus discursos


El Papa invitó a los católicos a que sean “fermento en la sociedad, contribuyendo a una convivencia respetuosa y pacífica, basada en la inigualable dignidad de toda persona humana (…). Esta dignidad se expresa de manera eminente en el derecho fundamental a la libertad religiosa, en su genuino sentido y en su plena integridad”.

El narcotráfico, destructivo para los jóvenes
Sobre el narcotráfico y la violencia, el Pontífice aseguró: “Ciertamente es una gran responsabilidad de la Iglesia católica en un país con el 80% de católicos. Tenemos que hacer lo posible contra este mal, destructivo para la humanidad y para nuestra juventud”.

La responsabilidad de la Iglesia, opinó, es “educar las conciencias y educar a la responsabilidad moral y desenmascarar el mal. Desenmascarar esta idolatría del dinero que esclaviza a los hombres; desenmascarar estas falsas promesas, la mentira, el engaño. Debemos ver que el hombre tiene necesidad del infinito” y “educar para superar esta esquizofrenia, educar no solo a una moral individual, sino a una moral pública”.

"Estén al lado de los marginados"
Abundó en estos asuntos concretos por la tarde, en la celebración de las Vísperas con los obispos mexicanos y los prelados latinoamericanos. En la ceremonia, que tuvo lugar en la basílica catedral de Nuestra Señora de la Luz, en León, el Papa reiteró que “la maldad y la ignorancia de los hombres no son capaces de frenar el plan divino de salvación, la redención. El mal no puede tanto. (…) No hay motivos, pues, para rendirse al despotismo del mal”.

El Pontífice agradeció la fe y el trabajo apostólico de “los que siembran el evangelio entre espinas, unas en forma de persecución, otras de marginación o menosprecio”, pero aseguró que “ustedes no están solos”.

Invitó a los pastores a “seguir abriendo los tesoros del evangelio”, para que estos se conviertan en “potencia de esperanza, libertad y salvación para todos los hombres”. Y más concretamente, exhortó: “Estén del lado de quienes son marginados por la fuerza, el poder o una riqueza que ignora a quienes carecen de casi todo. La Iglesia no puede separar la alabanza de Dios del servicio a los hombres”.

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¿QUÉ SIGNIFICA SER CRISTIANO?




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Ser cristiano no es simplemente hacer el bien y evitar el mal.


Hay muchas personas honestas, que trabajan por construir un mundo mejor e intentan luchar contra la corrupción y la injusticia. Les mueven motivos nobles y una ética humanística. Sin embargo, a pesar de sus aportes positivos y sus valores humanos, no por esto pueden ser llamados propiamente cristianos.


Ser cristiano no es simplemente creer en Dios. Judíos y mahometanos, budistas e hindúes, y miembros de otras grandes religiones de la humanidad, creen en Dios, origen y fin último de todo, pero no creen en Jesucristo. Por más que sus vidas y esfuerzos estén bajo el amor providente de Dios y la fuerza de su Espíritu, no pueden ser llamados cristianos.


Ser cristiano no consiste simplemente en cumplir unos ritos determinados. Toda religión posee ceremonias y ritos simbólicos, pues de lo contrario se convertiría en un mero intelectualismo ético para minorías. Pero no basta haber sido bautizado, haber hecho la primera comunión, asistir a procesiones, peregrinar a santuarios marianos, celebrar festividades para poder ser identificado como cristiano. Los fariseos del tiempo de Jesús eran muy fieles en sus ritos y sin embargo Jesús los denunció cómo hipócritas (Mt 23). El rito es necesario, pero no suficiente para ser cristiano.


Ser cristiano no se limita a aceptar unas verdades de fe, en unos dogmas, recitar el Credo o saberse el catecismo de memoria. Muchos que profesan la doctrina cristiana recta, están en la práctica muy lejos del Evangelio. Es necesario aceptar la fe de la Iglesia, conocer sus leyes y preceptos, pero esto no basta para ser cristiano. El cristianismo no es sólo una doctrina.


Ser cristiano no se identifica con seguir una tradición, que se mantiene de siglos a través de un ambiente. Toda religión reconoce la importancia del peso de la historia, pero el cristianismo no es simplemente una cultura, un folklore, un arte, una costumbre inmemorial que se transmite a través de los años.


Ser cristiano no puede consistir únicamente en prepararse para la otra vida, esperar en el más allá, mientras uno se desinteresa de las cosas del presente o se limita a sufrirlas con resignación. La fe cristiana afirma la existencia de una vida eterna y la consumación de la tierra pero la esperanza de una tierra nueva no debe amortiguar la preocupación por transformar y cambiar esta historia. Por esto no se puede llamar cristiano a quien se inhibe de las preocupaciones históricas, con la excusa del cielo futuro.


Ser cristiano no se identifica con ninguna de estas posturas u otras semejantes. Algunas son previas al cristianismo (hacer el bien, creer en Dios), otras admiten elementos necesarios pero no suficientes (practicar ritos, aceptar verdades), otras son mutilaciones del cristianismo (reducirlo a una tradición o a la espera de los bienes eternos). Seguramente la contradicción del cristianismo de América Latina nace de que muchos cristianos se identifican con algunas de estas formas inadecuadas de cristianismo. El resurgir de la Iglesia latinoamericana está ligado a una visión más auténtica del ser cristiano.

jueves, 22 de marzo de 2012

EL ARTE DE LA NEGOCIACIÓN

Poder es la habilidad de convencer a las personas para aceptar tus ideas. Negociar es una forma de convencer. El poder es habilidad. La habilidad es el resultado de mucha práctica. ¿Has pensado detenidamente en estas cosas? Negociar puede ser un arte y aquí menciono unas cualidades que debe tener:

1. Debes estar seguro de lo que haces. Suena simple pero ocurre muchas veces que uno de los dos lados negociadores puede no estar tan preparado. Si tú estás seguro, seguramente podrás efectuar una buena jugada en cualquier momento.

2. Conoce tus limitaciones y aprende cuándo decir no. Esta es una lección muy importante ya que todos sabemos presentir cuando estamos fuera de alcance y es importante reconocer esa señal.

3. Sé paciente. Algunas veces tendrás que esperar para tomar decisiones, mucho tiempo, pero te aseguro que vale la pena.


Nosotros como católicos no debemos negociar con las personas, porque podríamos caer en la manipulación. Es mejor transmitir los valores que se nos han enseñado. Pero sí debemos ser grandes predicadores de lo que Jesucristo nos enseñó en el evangelio: El amor, el perdón, la confianza, hacer el bien sin esperar recompensas, etc.


Los católicos debemos predicar y convencer con la verdad, no con negociaciones que nos pueden llevar a cometer errores de los cuales nos podemos arrepentir. Christus est Via, Veritas et Vita!!! Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida!!!   

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jueves, 1 de marzo de 2012

JESUCRISTO, UN VERDADERO LÍDER



"Nada llena tanto mi vida como contemplar la figura de Cristo y ver la potencia de atracción irresistible que ejerce a través de los siglos. Cristo ayer, hoy y siempre. Cristo el mismo: el Señor y Dueño de la historia."


No hay mejor manera de comenzar que con esta frase dicha por Juan Pablo II, en el encuentro mundial de la juventud en Madrid. Con esto nos da a entender claramente que Jesucristo es el Auténtico Líder de los católicos.


Sabemos que en el mundo hay verdaderos y falsos líderes. Puede haber muchas definiciones de lo que es un líder. Podemos definirlo de esta manera sencilla: un líder es aquel que es capaz de llevar a los demás hacia el bien, sin forzarlos, sino respetando totalmente su libertad.


No cabe duda que Jesucristo llena esta definición perfectamente. Vemos que el evangelio está lleno de ejemplos que prueban esto. Al invitar a los demás a seguirlo no les escondió absolutamente nada. Por poner algunos ejemplos, recordemos cuando una vez Él estaba caminando junto al Lago de Genesaret; vio a unos pescadores y les invitó a seguirlo; ellos dejaron todo, barco, posesiones y hasta a su mismo padre, y lo siguieron. También está ese otro pasaje donde predicando a todo el pueblo, afirmó que todo aquel que quisiera ser su discípulo tenía que cargar con su cruz todos los días y seguirlo.


Jesucristo no sólo aclaraba las cosas desde el inicio, sino que también les dio oportunidades para echarse para atrás. Por ejemplo, después de la multiplicación de los panes la gente comenzó a desistir cuando lo escucharon decir que, "tenían que comer su carne y beber su sangre". Jesús se dirigió a sus apóstoles y les dijo: "¿Ustedes también quieren irse?" y Pedro tomó la palabra y contestó: "¿A quién iremos, Señor? Sólo Tú tienes palabras de vida eterna." En esta respuesta de Pedro se puede detectar toda la capacidad de liderazgo de Jesús. Él no los forzaba a seguirlo, pero ellos sentían una atracción tan grande hacia su persona que se sentían incapaces de abandonarlo.


Las personas sentían mucha seguridad en su presencia. Es tan cierto esto que cuando Él murió sus apóstoles se sintieron sumamente solos y tristes. Esto lo confirma aquella frase de los dos discípulos de  Emaús:"nosotros esperábamos que Él fuera el Mesías". 


Jesucristo no defraudó a nadie que pronunció su nombre y se decidió a seguirlo. A eso mismo nos está invitando a todos nosotros. no dejemos pasar esta oportunidad que nos ofrece de hacerlo parte de nuestra vida. Él es el BUEN PASTOR, Él es el CAMINO, la VERDAD y la VIDA.