El bombardeo de los mass-media y de las grandes fuerzas políticas nos van dando la sopa cotidiana de una ideología en la que el pensar por cuenta propia es el mejor tesoro que podemos poseer. No sabemos quién nos fabrica la papilla mental de la que vivimos, pero sabemos que la comemos.
Es inútil dar un grito ensordecedor reclamando ¡libertad!, las fuerzas externas a nuestra propia persona son un fardo oneroso –que si lo permitimos- nos impiden incluso pensar con libertad.
Hoy se habla de libertad y se seguirá hablando de libertad por todas partes, pero quizá no nos damos cuenta que esa "libertad" que poseemos -en mayor o menor medida-, nos la puede ir enturbiando nuestro mundo "color de rosa".
Existe entre los hombres un buen número de los que acogen a la libertad "en casa" como un huésped más; pero hay un número aún mayor que no sólo la acogen en casa, sino que la usan de tal forma que incluso llegan a meterla en una bolsa de basura y depositarla fuera -para que la recoja el camión del ayuntamiento- si no se acopla a su persona, si no se identifica íntimamente con su
Hay que llegar a comprender que la libertad es un elemento constitutivo de la acción específicamente humana, en virtud de la cual la voluntad no elige necesariamente una de las varias opciones que le ofrece el entendimiento, sino que elige cualquiera de ellas o simplemente ninguna. Es decir se es libre en la elección.
Me remito a lo que se ve en la televisión. El derecho de libre expresión se ha convertido en un argumento para sacar en televisión todo tipo de basura, violencia, malos tratos, escenas que sólo los muy mayores pueden resistir.
Es tal el influjo de los medios de comunicación que no sólo nos hacen la papilla del libertinaje, sino que incluso nos la ponen en la boca, quedando para nosotros el "fatigoso" trabajo de tragarla inconscientemente.
Creo que a estas alturas de la vida no hace falta refrescar mucho los atropellos de los que "poseen su poder personal" y "son libres y dueños de sus actos". El delito de privar al prójimo de su libertad injustamente -se entere o no- es suficiente.
Han habido luchas por la libertad bien entendidas como la de Juana de Arco; pero ha habido otras muchas no justificadas y que ni siquiera vale la pena enunciar.
La libertad no consiste en una total autonomía, sino que desde sus orígenes está asociada a un orden legal, bien sea natural o positivo.
Pero el conformismo actual se ha vuelto la gran ley del mundo y son cada vez más los seres que abdican de su libertad de pensar a cambio de que les garanticen la libertad de pensar igual que los demás y así, según ellos, "no hacer el ridículo".